Nació en París el 18 de marzo de 1938. Dibujante Profesional egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano en 1958, Profesora Nacional de Pintura y Dibujo egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y Profesora Superior de Grabado egresada de la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova en 1968. Concurrió a la Bienal de Grabado en Santiago de Chile en 1968, Primera Bienal de Grabado Latinoamericano de Puerto Rico en 1970, Embajada Argentina de Damasco Siria en 1972, Museo de Arte Moderno de Miami en 1978 y Belgravia Art Gallery de Londres en 1978, Itinerante de Obras Premiadas en el Salón Nacional de Dibujo y Grabado de la Secretaría de Cultura por Tucumán, Santiago del Estero, Chaco, Formosa y Misiones en 1977, La Rioja y Catamarca en 1980. Invitada de Honor en los salones de Royat, Chamalieres, Saint Flour, Aurillac Clermont, Ferrand y Otoño de París. Seleccionada al Salón Chandon, India, Macedonia, Kuala Lumpur, Malasia, Portugal y Bélgica. Obtuvo Premios en el Salón Nacional de 1987, Salón de Tucumán de 1964 y en el Salón de Otoño de San Fernando de 1982, Premio Adquisición en 1967 y Segundo Premio en 1969 en el Salón Nacional, Premio en el Salón de Deauville, Francia en 1989, Premio International de Cannes en 1989, Premio Medalla de Plata, Francia en 1992 y Mención en el XV Salón Municipal Manuel Belgrano.” Mezclados entre el retumbar de tambores o los compases de humildes bandas de música avanzan los personajes del carnaval. Desde el alto techo de la Puna hasta los bordes de la tierra chaqueña, el escenario se repite. Se endulzarán las melopeas, cambiarán los instrumentos y bebidas celebratorias pero el tácito exorcismo de las burladas fuerzas del mal y la auto atribución de los mágicos poderes que son popularmente asignados a los animales o alimañas temidos estarán presentes siempre en máscaras y disfraces: el diablo, el yaguareté, los picudos rapaces, la acechante víbora, el silente armadillo frecuentador de cementerios, y cubriéndole la espalda o enmascarando su rostro curtido por el viento y por el polvo de quebradas y caminos, la imagen de cualquiera de ellos le servirá al pobre pueblo andino para asociarse al festejo y olvidar su pena secular. Imagen de colores fuertes y netos. Fauves, si se lo quiere decir así, porque también son salvajes las fuerzas naturales que los rodean y condicionan. La música, donde la alegría busca vencer a la tristeza y el miedo, hará el resto de la fiesta”, Irene Weiss.