Nació en las cercanías de Budapest, en 1903. Estudió, observó y expuso, con sostenidas permanencias en Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Arribó a la Argentina hacia 1928. Estuvo unos meses y expuso en Tucumán en 1936. Concurrió a una exposición colectiva de pintores extranjeros residentes en Argentina en la Galería Renom de Rosario en 1941. Expuso también, en el local de calle San Martín 1463 de la ciudad de Mendoza en 1955, muestra que reveló su adhesión al paisaje, ahí donde lo encuentre apto para que represente lo agradable sin exigencias, las visiones plácidas y convencionales de la naturaleza, sin desplazar su temática de aquello que conoció en Europa. Su pintura, académica, ofrece disparidades notables. No son pocos los cuadros en que la objetivación se traduce en una reproducción al detalle. Opera una delicadeza formal, un acento espiritual que el pincel traduce en las pinturas de rosas. Las marinas, con transparencias, luces delicadas, son también cosa obtenida, convincente, dentro de una marcada reiteración de procedimientos. Son interesantes los tipos, como la joven morena de ostentoso collar: bien perfilada está la intimidad de algunos seres como la mujer del libro; y aparecen escenas típicas, enfoques de costumbres como el de una congregación extraordinaria que se supone una feria. Los cuadros que pueden verse representan paisajes tranquilos, patios floridos, riberas de ríos o villas a la vera de lagos. (Diario Los Andes 24 de noviembre de 1955; Diario La Gaceta, 11 de septiembre de 2016).